¿Cómo elegir el mejor compresor portátil?
Tal como ocurre con la mayoría de las cosas que se adquieren y para las que hay que desembolsar una suma considerable de dinero, al momento de elegir un compresor portátil de aire hay que fijarse muy bien en distintos factores y características del producto para asegurarnos que nuestra compra es la correcta.
Además, la variedad de compresores portátiles presentes en el mercado es amplia y para diferentes requerimientos. Por eso, lo primero que debemos distinguir es el uso que se le dará al compresor: doméstico o de carácter industrial-profesional.
Teniendo esto claro, ya podemos esbozar algunas características del aparato que necesitamos, sobre todo las relacionadas a su potencia.
Pero antes de adentrarnos en lo que debemos saber para elegir el mejor compresor de aire, veamos cómo funcionan y para qué sirven estas máquinas.
Cómo funciona un compresor de aire
Los compresores de aire en general, y por supuesto también los portátiles, son máquinas que permiten generar energía por medio de la compresión de aire en su interior.
En el fondo, lo que hacen es aumentar la presión al aire que toman del exterior, transformando así la energía mecánica en energía neumática capaz de ser transferida a otra máquina o herramienta mediante una manguera. Los compresores expulsan el aire comprimido por esta manguera o tubo flexible, desde donde se puede regular la presión con un presostato.
Partes de un compresor
Tres son las partes que, a grandes rasgos, conforman un compresor de aire tradicional. La primera es llamada básicamente como compresor: es el cilindro que posee un pistón para comprimir el aire y que es accionado por un motor. El motor permite tomar el aire presente en el ambiente para comprimirlo y expulsarlo por el tubo flexible.
La segunda gran parte que compone a un compresor de aire tradicional es el tanque de depósito. Básicamente es donde la máquina almacena el aire comprimido para después poder ser utilizado en lo que se requiera.
Finalmente está la parte de los compresores de aire conocida como equipo de control y suministro. Lo que hace este componente es agarrar el aire comprimido almacenado en el tanque de depósito para hacerlo salir por la manguera o el tubo flexible. Además, gracias a un presostato se puede controlar la presión que se necesita.
Como dato, básicamente lo que diferencia a un compresor tradicional de uno portátil es su fuente de alimentación: los tradicionales se suelen alimentar de energía directamente de la red eléctrica, mientras los compresores portátiles industriales funcionan con diésel, lo que les da autonomía para trabajar en lugares sin red de electricidad disponible.
Además, los compresores portátiles no tienen tanque de depósito: funcionan continuamente sus motores para el suministro de aire comprimido.
Factores para elegir un compresor portátil
Uso del compresor
Lo primero que nos debemos preguntar, antes de decidirnos por un compresor portátil, es para qué lo queremos. Para ello es clave revisar los requerimientos energéticos de las herramientas neumáticas que vayamos a alimentar con el compresor.
Lo principal es tener claridad en torno a la presión y volúmen de aire con los que trabajan las herramientas que necesitamos conectar al compresor. Lógicamente, la maquinaria pesada de uso industrial requiere alta presión y volumen, por lo que debemos asegurarnos que el compresor que compremos cumpla con las exigencias de las otras máquinas o herramientas.
Caballos de fuerza
Al igual que los automóviles, los compresores de aire deben especificar su potencia por medio de la medida de caballos de fuerza.
Generalmente, un compresor de uso más bien doméstico se mueve entre los 1,5 y 6,5 caballos de fuerza. Por lo tanto, todo compresor que supere esta potencia se considera de uso industrial.
Pies cúbicos por minuto
Quizá más importante que los caballos de fuerza, son los pies cúbicos de aire que puede expulsar un compresor. La sigla que identifica esta característica es CFM.
Un compresor portátil tiene que alcanzar la demanda de la suma de todas las herramientas que tienes pensadas usar simultáneamente, agregando a su capacidad un 30% más de CFM por seguridad.
Eso sí, hay que tener ojo al hacer la suma, ya que el CFM de las herramientas debe ser calculado con el mismo PSI de referencia. Un dato técnico sumamente importante.
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